José Luis Casaus

A veces con la evolución implacable de las pesadillas y otras tantas en un instante…el papá, la mamá mueren obscenamente.    Tu mundo, entonces, funde a negro y se instala en él la noche más fiera con visos de no terminar en madrugada.   Hasta el aire y el aliento duelen y  la llantina de los niños inunda la casa de melancolía.  Se desnuda la vida desatenta, el alma agoniza y la mitad de las caricias se evaporan.

Pero un día amanece.   Con el primer lucero del alba, la mañana de tan dorada se va haciendo miel  y coincidiendo con las doce en el reloj, la esperanza que dabas por extraviada se da a conocer otra vez.    Surge de la nada lo más parecido a lo que solemos entender por familia: cariño y apoyo incondicionales.    Entra en acción la Fundación Luca de Tena, la mía.    Y ya no se parece a una familia: ES UNA FAMILIA.

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