Se calla la canción de nuestras vidas y queda en suspendo la vida misma, la noche más fiera se nos echa encima e impone el potente silencio más temido, hasta las flores se tornan severas: la desesperanza se instala a hierro.
Pero los hijos exigen pronto la vuelta a lo cotidiano, la atención preferente, exigen su felicidad. Hay que reunir otra vez las fuerzas (familia, amistades, sueños aparcados, ánimos, trabajo, ilusiones pendientes,…) para recuperar de nuevo la esperanza.
Ahí aparece nuestra Fundación, que suma comprensión, solidaridad y cariño a nuestras fuerzas para volver a lo que nos puede sostener, para que la simiente de la esperanza acabe por reventar.
Para mí familia, pues, la Fundación Luca de Tena significa, sobre todo, ESPERANZA.